ENCADENADOS

Artículo que realicé para MUSICOMANÍA - Boletín informativo de la Banda de la Escuela de Música de Bullas - y que aparece en el Nº 29 (del 6 al 26 de Abril de 2005)

En una Banda de Música, como en cualquier otra institución, deben regir una serie de normas para el buen funcionamiento de la misma. Nosotros elaboramos hace ya tiempo un reglamento de régimen interno. Aunque no lo parezca, en algunos aspectos es todavía bastante flexible. Pero si queremos que la Banda funcione todavía mejor debemos ser mucho más exigentes en ese sentido y debemos desarrollarlo de una manera más rigurosa y más severa. Eso no quita ni un ápice la libertad de cada uno de los músicos que componen la Banda de la Escuela de Música. Eso es una cosa totalmente distinta y no tiene nada que ver. La libertad, aunque es uno de los logros más importantes que ha conseguido, en gran medida, la mayor parte de las sociedades, no la entiende todo el mundo de la misma manera. Para algunos la libertad es hacer lo que a uno le plazca y lo que a uno le dé la gana. Para otros la libertad termina cuando empieza la de la otra persona. Friedrich Nietzsche (1844 - 1900), filósofo, poeta y filólogo alemán, dice que el hombre libre es “aquel que piensa de otro modo de lo que podría esperarse en razón de su origen, de su medio, de su estado y de su función o de las opiniones reinantes en su tiempo”. La libertad va pareja a la cultura: cuanta más cultura tengas, más libertad puedes llegar a tener. Hay quienes presumen de libres pero en realidad son tan esclavos que ni ellos mismos se dan cuenta. También la libertad puede ser un arma de doble filo puesto que por la misma razón que te hace creer que eres libre de verdad, esa misma libertad te puede costar incluso tu trabajo, tu matrimonio e incluso tu propia vida. En el capítulo XXII de la primera parte del Quijote, uno de los temas más importantes que trata es precisamente el de la libertad. Sería interesante que lo leyeseis completo y que no os quedaseis únicamente en el título, ya que el tema es analizado desde varios puntos de vista. (Ver también el capítulo 9 de Lucía y el Saxo, Página 10 de este Boletín). Sea lo que sea la libertad, hoy en día podemos decir con toda seguridad que hemos alcanzado un alto grado de desarrollo que nos permite ser mucho más libres que muchas generaciones anteriores. Pero también es normal que todo esté sujeto a una serie de normas porque de lo contrario el caos sería tremendo. Imaginaos que no existieran unas normas para regular el tráfico y que no hubiera ningún reglamento en el deporte... Todo tiene sus normas. Hasta la música tiene sus normas: Para hacer una canción no puedes emplear las notas que tú quieras sino que tienen que adaptarse a una disposición general, ya sea en cuanto a la tonalidad, al ritmo, a la sonoridad, etc... Ni siquiera las notas son verdaderamente libres. Además, necesitas tener conocimiento de las normas que se aplican para la armonización de las melodías, para la instrumentación y en general, de las reglas y de las normas de la composición musical.

Nadie puede dudar que los componentes de la Banda de la Escuela de Música han entrado a formar parte de ella sin ningún tipo de coacción y que si permanecen en ella es precisamente porque así lo quieren. Si alguien no estuviera a gusto puede salir en cualquier momento. Por supuesto, debemos mejorar todavía mucho más en este sentido y conseguir que los componentes estén mucho más a gusto. Unas veces lo conseguiremos y otras veces no. Pero lo que no se puede admitir es que las normas se impongan de cualquier manera y sin conocimiento alguno del tema. No todo el mundo está en disposición de establecer esas normas. Como dice Fernando Savater: “Si tuviéramos que respetar todas las opiniones se paralizaría cualquier desarrollo intelectual o social de la humanidad”. Y como dice uno de los presos que acababa de ser liberado por Don Quijote: “Lo que vuestra merced nos manda, señor y libertador nuestro, es imposible de toda imposibilidad cumplirlo, porque no podemos ir juntos por los caminos, sino solos y divididos, y cada uno por su parte... Pero pensar (lo contrario) es pensar que es ahora de noche, que aún no son las diez del día, y es pedir a nosotros eso como pedir peras al olmo”. Y como dice también este mismo preso unas líneas más atrás: “Cada uno se dé una vuelta a la redonda”, que según la edición de la obra emprendida por el Instituto Cervantes, dirigida por Francisco Rico, significa: “Mire a su alrededor, atienda a lo que le corresponde y no se meta con los demás”.

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